martes, julio 26, 2005

El “Espadachín” de Temuco

Que dignidad ni que ocho cuartos. Me parece una falta de respeto que las voces se alcen para decir que José Marcelo Salas Melinao este ad portas de dejar el fútbol y menos presiso me parece aquella concepción de pensar que el fútbol puede dejar al matador.

Absurdo pensar esas barbaridades y transformarse de adeptos incondicionales del futbolísta a detractores irremediables de este gran futbolista chileno, que, sin lugar a dudas, es un ídolo con una carrera brillante, pese a los contratiempos que el destino ha puesto en su trayectoria.

No lo podemos comparar con Iván Zamorano, otro gran jugador nacional, menos con David Pizarro o Elías Figueroa. Cada uno es individualmente distinto y la cosecha de ellos no, ni en lo más mínimo, semejante.

Si bien, Zamorano acabó su carrera futbolística en Chile con un paupérrimo desempeño, el “matador” viene en un auge (no se confunda con el mítico plan de salud del gobierno) que me permite asegurar que después de Chile viene un futuro próspero y fuera de nuestras fronteras.

Recuerden que el goleador histórico de la selección chilena terminó su etapa en River Plate en un gran nivel, jugando partidos completos y sembrando el temor en el área rival. De hecho, Salas, jugando bien o mal, siempre es motivo de preocupación; ¿no saben que hay jugadores que tienen la virtud de desemvolverse muy bien en la cancha sin tocar el balón? o ¿ustedes creen que los espacios en el área rival se hacen sólos?

Sí, es super fácil hablar y despotricar cuando el jugador no rinde lo que uno quiere, y es más fácil decidir el futuro del futbolísta si no hace los goles. A mi no me interesa que gane cerca de un millón de dólares en la “U”; me importa más que Salas está en condiciones físicas para enfrentar el campeonato de clausura, que puede ser un aporte en la selección y que va a maravillar con su destreza y calidad futbolísitca a todos los “pelotudos” que desmerecen el esfuerzo del jugador.

La llegada del “Espadachín” de Temuco a la Universidad de Chile, equipo en el que se consagró como el gran jugador que es, no es un retroceso en la carrera futbolística del “shileno”; mas bien, es un proceso para recuperar en un 100% la actividad goleadora que venía realizando desde su arribó al monumental de Núñez.

Me pregunto si los dirigentes de River lamentarán la partida de Salas, teniendo en cuenta que fueron ellos mismos los que arreglaron el asunto para que el matador se fuera. O sea, hay que ser bien asolapado para pensar que la reducción en el sueldo de Salas se debió a la presión de los hinchas. La justificación, agraba la falta, como los dichos desquiciados del vicepresidente de la entidad millonaria, que, en su afán de defender la postura del club, sacó en cara las lesiones y el poco aporte del matador a la causa del conjunto de la banda sangre.

Por lo que he escuchado y conversado con personas que conocen el tema de las lesiones – médicos traumatólogos y kinesiólogos – el proceso de recuperación de una lesión como la que tuvo Salas (rotura de ligamentos, que lo marginó por varios meses de las canchas) es bastante largo, ya que los músculos deben volver a adaptarse a la rigurosidad de la competencia. No quiero justificarlo, porque me hubiese gustado verlo jugar más y marcar muchos goles en River, pero también pienso en lo difícil que debe ser querer y no poder.

Si Salas viene a terminar su carrera en Chile, creo que están equivocados. Estoy convencido que ni el propio matador ha pensado en eso; después de todo, tiene apenas 31 años y las ganas de seguir alegrando al pueblo chileno.

Así es, porque ustedes mismos saltaron, gritaron y hasta casi lloraron cuando el matador marcó su último gol por la selección, en el partido con Bolivia en Santiago. ¡Mish! Y no me alejo mucho de la realidad si me pongo a pensar que la mitad de esos tipos son los mismos que dicen que “viene a terminar su carrera en Chile” o que “el fútbol lo va a dejar”. ¡RETRÁCTENSE, HOMBRES DE POCA FE!, porque el “matador” está de vuelta.

Me enferma esa mala disposición y el poco apoyo de la gran mayoría de los chilenos a quien nos entregó tantas alegrías. Sí, sí, ese mismo que nos brindará espectaculo ahora que llega a jugar por la U, y no me vayan a decir que no van a ver el clásico porque juega Salas... hasta el que es hincha de Colo Colo va a estar pendiente de lo que haga el matador.

El otro día en CQC mostraban como en Argentina benerán a las personas que han marcado pauta en la historia de su país; y me voy dando cuenta que en Chile lo único que hacemos es menospreciar y hundir a los que alguna vez fueron ídolos, por algún error que cometen. Si hasta estatuas tienen en Buenos Aires y aquí, con suerte, una foto en el puesto de verduras de la Vega Central.

A lo mejor me van a decir que nadie olvida lo que hizo,pero el punto está en el presente y el futuro de Salas. Es aquí donde hay que apoyarlo y no vivir de los recuerdos, sino vamos a seguir siendo un país mediocre con una manga de weones del mismo calibre.

Revisemos el pasado, siempre pensando en la virtuosidad del matador y del futuro próspero que lo acompañará en su paso por la U, porque después se va al extranjero de nuevo, se los firmo.

Para empezar, el Espadachín de Temuco tiene un total de 16 títulos, de campeón por supuesto, a su haber durante los doce años de carrera futbolística. Sí, sí, no va a salir el amigo que dirá: “pero hay jugadores que tienen más”; lamentablemente, ¡NO SON CHILENOS! y ese es el mérito del matador, porque, además, los ganó en competencias donde el fútbol es mil veces mejor que en Chile.

Además, es el goleador histórico de la selección chilena con 35 tantos. Sumele que su debut, tanto en Chile como en Argentina, fue ante el rival a muerte de la camiseta que vestía. En en el Torneo Nacional de Chile fue ante Colo Colo (3 goles que le valieron el apodo de matador) y en Buenos Aires ante Boca (1 gol que fue vitoriado por la hinchada riverplatense con el inolvidable “Shileno, Shileno”).

Su fenomenal presentación en Wembley, en el partido entre Chile e Inglaterra, donde marcó dos goles (uno de antología), y luego de su incursión en el mundial de fútbol de Francia 1998, donde marcó cuatro tantos, nuestro matador fue vendido a la Lazio de Italia donde siguió cosechando títulos y prestigio mundial. Luego se fue a la Juventus y ahí quedó la grande.

Lamentable pues, porque no alcanzó a ratificar lo buen jugador que es. Y se lesionó y tuvo que volver a River Plate hace dos años, con el objetivo de recuperar su condición física que lo llevó al estrellato. Insisto, no es un jugador acabado, está en la cuspide de su renacer, como el ave fenix.

Y ahora vuelve a la U, y lo recibimos con los brazos abiertos. No me importa decir que soy hincha azul, porque en todo esto lo importante es proteger a un valuarte del fútbol chileno, que puede elevar el nivel de la competencia y dar atractivo al pauperrimo campeonato del que somos testigos cada fin de semana. Me imagino que ahora a todos les va a gustar el sistema “ñoño” de campeonato implantado por la ANFP.
El matador rompió esquemas y seguirá masacrando las redes, celebrando con el pulgar al cielo y haciendo que las gradas se estremescan ante el grito de “Matador, Matador”.
[Foto: Lun.com]

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