sábado, diciembre 31, 2005

Prisma

Una sensación de vació invadió mi fortaleza. Las luces que adornaba la calle brillaron y cayeron sobre su orla dibujándola con tal presición que fue imposible no caer en sus brazos. El perfume de su piel me recorrió hasta estancarse en mi alma y mis brazos la encadenaron como a una rehén.

Bese sus mejillas, esas amapolas frescas y tersas, enbaucando un pedazo de su aureola celestial. Entonces, sus manos recogieron mi haber y viajaron hasta el tercer capítulo de una historia desconocida.

Entre el arco iris y la cegadora luminosidad de la realidad, su cuerpo jugaba y enceguecía mi visión; sus labios, rojos como el seno de una fragua y delicados como los pétalos de una rosa, estamparon versos en cada rincón de mi cuello. Mis manos desnudaron sus manatiales de leche y su esfinge de fertlidad, a la vez que las de ella esculpían el misterio del ímpetu.

En el secreto de aquel rincón de narcotizante, una daga acarició pulcramente la suavidad de su verbo, elevando el canto a la intesidad de un bemol alto. Sus pupilas se centraron en mi mirada y su respiración se agitó con los zarpasos de cada estocada.

Casi desahuciados en la penumbra de aquella nebulosa, nuestros cuerpos temblorosos y humedecidos por la delirio, sucumbieron ante las energías abandonadas en el estremecimiento del vértigo. Después de unas horas, todavía sus brazos se encadenaban a mi cuello, nuestras miradas cegadas por su prisma y mis dedos acariciando su espalda; una palabra colmaría de miel la espera del próximo capítulo.

©2005, Amaro Silveira
Foto: Jorge World

jueves, diciembre 29, 2005

Torbellino de Frambueza

Paso un tiempo antes de verla aparecer. Sus ojos parecían dos linternas en medio de la soledad del cuarto. El velo formaba olas en la ventana, mientras sus manos acariciaban los secretos de su esencia. Recostada en la pared, su silueta dejaba un halo de humedad seductor, bañando sus costas con el suave aroma de la perdición.

Su boca recorrió mi haber y un tempano se posó en el génesis de mi columna, acariciada dócilmente por la seda de sus dedos. La recogí entre los brazos y su verbo extirpó un soliloquio arrullador, rompiendo el silencio que embargaba al tiempo.

Sus labios, carne mezclada con avellanas, dibujaron surcos en mi vientre, mientras recorría sigilosamente la mancedumbre de sus entrañas que comenzaban a inmortalizar manantiales de loca carrera.

El viento calmó su aventurado galope. El vértigo se apoderó de nuestros cuerpos en la penumbra de aquella coalición azucarada, depositándonos en una nebulosa testigo de esa debilidad.

©2005, Amaro Silveira
Foto: Kute

viernes, diciembre 16, 2005

Aquí y Ahora

Aquí yace y aquí muere
Aquí nace y aquí el génesis
Los caminos que se pensaban conclusos
No son más que el espectro formulado por una esfera cristalina
Que nos cegó hasta hoy.

Se reunieron las luces y las miradas de centenares de luciérnagas
Los aplausos nos dejaron atónitos
Nos permitieron soñar con el final de una historia;
No sigas jugando en ese jardín,
Los campos sseguirán floreciendo y si no los cuidas
Se marchitarán la savia acumulada en tu seno
Y el color que vistió al sendero de tu vida.

En el día que se cierra el ciclo
Tu éxodo es inevitable,
No tengas miedo a tropezar y, luego, levantarte,
Los sueños son como potro aprendiendo a empinar el galope
La honra es el vertiginoso espacio entre la luz y la oscuridad
Es el perimetro alojado entre la envidia y la voluntad de sabernos débiles.

El mundo está a tus pies,
No te aproveches de su bondad
Se capaz de acariciarlo y hacerlo tuyo
Que sea una nube que te cubra del fuego solar
Y que sea una capa ante la tormenta.
Aprovecha la vida como el más inmenso regalo
Y este instante, una parada en el largo recorrido de los centinelas del conocimiento.


Un abrazo envuelve mi respeto y mi alegría por ver cumplir tus fantasías de niño,
Aquí y ahora, los cielos se rinden a tus pies
Te cantamos una canción
Y los ángeles guiarán la luz en tu camino,
Aquí, ahora y siempre.



©2005, Amaro Silveira
Fotos: Internet

miércoles, diciembre 07, 2005

Frutillas

Describir su mundo femenino, surcando el génesis de la madurez. Su mirada oscila entre los sueños de una infancia instalada a pocas cuadras y el reboloteo de mariposas en el florecido Edén de su espíritu, son bañadas con la vertiginosa solemnidad de su carne amoldada por manos cultoras de un nuevo arte.

Aquella distancia la hace más brillante en el firmamento, un as de luz cegador y complejo; dulce como las horas antes del estallido del fulgor deambulando en los versos del verbo.

Ante sus ojos acaudalados de miel y sus labios humedecidos por el rocío estelar, la perdición es el llamado para cruzar los valles del silencio, donde la seducción y el deseo son parte de una cosquillosa realidad secreta y dulcemente acurrucada en el cajón contiguo a los velos que cubren la soledad de mi morada.

©2005, Amaro Silveira
Foto: Silveira [Espía Difuso]

Centinela Exodiano

Las luces despliegan un as cegador en medio del escenario
Es el momento en el que los estandartes aplauden
Las gaviotas forman figuran y escriben versos entre las estrellas
Las raíces parecen establecer un yugo fértil, difícilmente opacado por el brillo.

A pocos pasos del altar, la figura de un niño que emancipa sus juegos del jardín
Vierte pequeños trozos de sabiduría en el recuerdo de los pasos surcados
Entre el peligro y las indómitas relaciones de la existencia;
La afamada burbuja, el cetro de un rey, el lugar donde todo tiene colores
Puede ser el más abominable destino si los ojos continúan plasmados en ese submundo
Que ya pasa a un extremo ajeno a nuestra impericia
Como si nos quitaran el dulce que fortalece nuestra entereza.

Pues bien. Las calles siguen en esa rutina agitada,
Los árboles siguen brotando en la primavera
Y el hielo inunda los mares, alimentándolos con el manjar de la savia
El camino debe seguir en su construcción
Y los dones, una artimañana bendita, serán obreros en pos de futuro acaudalado.

No es prudente, ahora, dejar que las luces del escenario
La gloria de la cúspide y los rombos colgados en nuestro cuello
Merme toda posibilidad de seguir creciendo y enriqueciendo el corazón
La lucha no termina aquí, la burbuja seguirá su herencia como los genes a la naturaleza
Aquella esfera de cristal revienta, hoy, mañana y siempre
Mas, la prudencia de acurrucarla en el alma y el hacer
Será el valuarte de tu espíritu campeador,
Quijotesco alfil y centinela
Nuestras manos buscan el clamor y el afecto,
Buscan conectar la gracia y el abandono en un solo canto.

Siendo compositores de nuestras fantasías, soñadores como niños
Sosegados y savios como la alta vida de nuestros progenitores
Sabrás, entenderás y encaminarás el anhelo hacía montañas masisas y empinadas
Donde el oxígeno es denso y ausente
Donde el gran Maestro tuvo la fortaleza de enfrentar su destino
Ahí donde estamos llamados a llegar y edificar conjuntos de números y letras
El presiso momento y la vida donde, con la entereza de sabernos débiles y capaces de enfrentar los retos del destino
Nos promete ser siervos honrados como en la noche del adiós al seno maternal.

Esta noche es tuya, es mía, es de nosotros
Es el alarido y es la música que baña los campos y los hace vitales
Es el éxodo y el génesis de una aventura
Difícil y amarga por momentos,
Pero el más dócil pedazo de seda en el que estamos cubiertos.
Alegre ahora y siempre, cuidando que los monticulos del senderos
No hagan de la noche una eterna pesadilla.

Dulces sueños, los ángeles sabrán guiar la luz de tu camino
Pero, no temas a tropezar y levantarte
Aquí la existencia tiene sabor canela y manzanilla
Y tiene el más adecuado desenlace: el que tú quieras desplegar
Porque siempre aplausos serán regalos en tus manos.




©2005, Amaro Silveira
Fotos: Internet

lunes, diciembre 05, 2005

La Costa del Silencio

Yo soñé con tus ojos
Yo soñé con tus labios
Y tu silueta cubriendo los recuerdos
Una realidad perdida tal vez,
Tan cercana como la suavidad de tus manos.

Recuerdo que tus brazos se unían con la fría noche
Tu cuerpo era un bello complejo de movimientos estelares
Seductores de mi alma espectadora, admirada;
Mas, la conciencia se mantuvo postrada ante la silueta apoteósica
Y la maravillosa esencia que se presentaba indefensa
Era el claustro en el que mirada la constelación mágica de tu ser.
Otros vientos recorrieron los campos de tu Edén,
Los dibujaron con la tinta del alfarero
Rosando los contornos de la esfinge deslumbrante de tus poesías cegadoras
Y la conquista de tus caderas de enseuño, afrodisíacamente dulces,
Es el complejo distante de mi entereza.

Imagina, desde que mis ojos admiraron la capacidad de tu belleza indómita,
Una luz enrolo ejércitos en el umbral de mi espíritu;
Es esa poderosa vigia la que mantiene el calor del fuego concebido
Entre las tinieblas del silencio y la costa en la que tu esencia danza celestialmente
Y en el martirio de las lágrimas que admiran la perfección de tu conjunción lunar;
La tarde en quye contemple tu espezura acurrucada en la butaca,
Junto al árbol donde me postre,
Es el almíbarque deslizó mi cuerpo y mis pensamientos hasta la estancia de tu savia,
Pretendiendo poseer cada centímetro de la sustancia pitonisa de tu ser.

El verbo que baña la ribera del fervor pasional
Es la perfecta armonía que guardo en el secreto,
Ese que imploro recorrer y acariciar,
Dibujar con letras y alabarlo con versos de manzanilla.
Amar será la forma más versátil de rendir tributo a todo cuanto eres,
Como pocas maravillas son dignas de tal protagonismo;
Eres el alma de este cuento ifinito
Que acaba en la fantasía infinita de tu piel
En el sueño de tu carne improvista de pieles artificiales
Y desnuda ante la fragua que, con tus labios y las olas de tu cantar,
Emergen sin cesar desde cada rincón de tu presencia.

Antes de esta plegaria y adoración,
Nada era mío
Mis labios no callarán la alabanza a la perfección de tu ser
Inacabable y lejana de mi pobreza, por cierto...
Aun no se escribirá el punto final de esta escultura a tu encantadora magnificencia...


©2005, Amaro Silveira
Fotos: Kute