
La música resbala por sus formas, aun en ausencia de los caminos que conduzcan a su silueta; una voz lejana me cuenta de sus cuentos, manteniendo la tensión de las palabras encajadas delicadamente en el génesis de la existencia que nos encadena.
El velo de la noche brilla en el tercer ojo, una guarida mística, una fantasía, un vuelo, un final inagotable, inconcluso, que no sabe aguardar su último suspiro.
Su mirada encalló en esa orilla soñadora.
©2005, Amaro Silveira
Foto: Internet
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