miércoles, agosto 31, 2005
Sweet Coma [Esfera]
Divagando entre el pensamiento y la realidad
Buscando explicaciones a los sin sentidos envueltos en papel celofan
Aceciendo en tiempos presentes que parecen futuros
Y no son más que pasados vestidos de negro y blanco
Como conjunción de ocaso y precipitación del cielo triste.
En una esquina, el ser pensativo en busca de aquel remosado verso de plata
Aquel que, alguna vez, brilló como oro en el cuello de los gallardos;
Entonces, y casi sin percibirlo, un destello del cielo
Avanicó los árboles que sembraban cierto temor en el alma
Una luz que parecía ser el foco llenó de sagaces centinelas refulgentes de paz
Así y todo, un caucásico color esfumaba a la valentía
La sembraba en el terror de una tierra marchita
Y la envolvía en una capa siniestra de silencio abrumador
Bañado por corrientes y oleajes teñidos de rojo.
Sin embargo, y muy a pesar del destino, su belleza vino a cubrir todo en rededor
Líneas pintadas por da Vinci quizás, o el lápiz de algún poeta incauto
Allí estaba, inmortalizada como la letra que teje sílabas y odas al viento
Acuarela después del temor del huracán
Dicipando las denizas que la lluvia virtió en cada surco, en cada yaga
Allí estaba su composición solemne
El canto emanado de las entrañas de la vida
La misma que se teje en su vientre y en su pintura.
La exitación apasiguó al morbo de una visión deleitada por acordes desnudos
Sí, fantasía de emulados recuerdos
Como si ellos quisieran jugar dentro de un frasco hermético
De modo tal, que solo el oxígeno sea parte del regalo celestial
Cuerpo que se unen sin el mayor sentido del sol
Sino, con la pequeña flor que nace para determinar el claustro de una unión
Onomatopeya del corazón sigiloso y apasiguado por la loca carrera de las manijas de aquel reloj
Insesante pero agudo canto de un fin común
Una historia sin aleatorias diferencias
Mas bien, con la pluma encadenada a la tinta que en sus curvas se yerguen
Fraguadas y enaltecidas en batallas de sueños interminablemente mágicos.
Disculpa, perdón, los pétalos callados del infinito aliado a tu nombre
Inundando los campos de una savia indiscutiblemente cercana
Como si fuesemos almas gemelas, aun sabiendo la diferencia de montañas escaladas
Y de aquellas peculiares tonadas que nos desvelan en noches de frío ártico;
Allí te veo, inmóvil ante la lente que nos junta en un astro común
Tú sabes de lo que hablo
De aquello impávido pero dulce como la miel que se repite en la poesía de algún demente y siniestro poseidón de alta mar
Capitán de deseos ocultos y sapiensa aun sin descubrir
Problema inconcluso, luz acallada en un rincón, línea cortada por un cuchillo universal.
En el oeste, donde calla el sol
Y la luz se transforma en olvido o en oscuridad romántica,
En un pequeño tramo de la relación entre padre e hijo
Donde el espíritu es nuestra señal y la santa es más bien un menjunge para la cita desconocida
Allí mismo donde pensamos ser uno y solo uno
Es el preciso instante para doblegar nuestra voluntad
El fuego que nos deja amarrados en un espacio
Nos permite disfrutar de la soledad y distancia de sabernos participes de un mismo deseo
Como luna de agosto o fiebre de la vereda anterior a la que pasaremos;
Somos componentes y somos carne
Unidos por la calidez de un sentimiento expresado en palabras
En instantes cuadrados o, quizás, detenidos en un momento
Que se debate en el claroscuro de nuestra sensible percepción de mundo
Allí donde somos y no somos
Donde se pierden las letras entre el vapor de la concepcíon
Y, afortunadamente, descubrí que estabas allí
Como una hoja o un pétalo sinfónico de almas incrustadas en el espacio
Dedicando cantos que, tal vez, tú no sepas comprender
Pues, ni yo sé la intencidad del gemido distante
Mas, nuestros dedos serán pinceles y diamantes
Para ojos que cultivan el mismo dilema del que soy testigo y protagonista...
¡Espera!
Si lo sabes, no ocupes tus deseos en adquirir un conocimiento acabado
Busca la misma pureza de la realidad que haz construido en un sitio de bastos templos
De piel y espíritu doblegados y sagaces descubridores;
No olvides que, en la misma esquina que nos conocimos
Mi alma estará perpetua en tu recuerdo y en el aire que respiras
Porque las historias no dejan en el paso algún rastro
Porque la espada ya incrustó su legado en mi pensar.
Solo tú, puramente y sacra esfinge,
Guarda este secreto porque es puro y santo
Como las manos que acarician mi cuerpo o como las fotos que guardan su seductor encuentro eterno
En el pensamiento o en esta placa del almidón;
Espero que lo entiendas... y el registro estará estampado en tu libertad y en la mia
En mi mente y en tu divino pasar elocuente...Escucha el silencio que te propone esta pintura misteriosa.
Fotos: S.C., Internet
miércoles, agosto 24, 2005
La Ropa Sucia se Lava en Casa
Yo no estoy inscrito en los registros electorales, pero me doy esta pequeña licencia para reflexionar entorno a la figura de Ricardo Lagos Escobar y su gabinete, en cuanto a ciertos acontecimientos que revolucionado la agenda de nuestro país.
Más allá de la persistencia y hasta porfía del Presidente por lograr el funcionamiento del Plan AUGE - que, por cierto, todavía no entiendo mucho -, ha demostrado ser un gran estadista, capaz de lograr sustentar un argumento hasta las últimas consecuencia, como el caso de Bolivia, o lograr que uno de sus ministros esté a la cabeza de Organización de Estados Americanos.
Pero este último año de gobierno, me parece que está mostrando un "poquito" la hilacha. No creo que la razón sea presisamente el fin de su mandato, porque sería una gran decepción para quienes, de uno u otro modo, lo defienden y se la juegan por su persona.
Vamos a dejar de lado todo lo que tenga que ver con las investigaciones del caso MOP-GATE, porque se involucran distintas personalidades públicas y del circulo íntimo del Presidente que pueden llevar a un razocinio equivocado en cuanto a juicios de valor. A mi me parece que quienes deben pronunciarse al respecto son los tribunales y dar sus opiniones los actores del caso, no el resto de fanfarrones que adornan el escenario político de Chile.
Ahora bien, la crítica pertinente de hacer es la relacionada con dichos y desmentidos, desacuerdos y falta de comunicación. Tampoco quiero criticar al Ministro Puccio, porque me parece una persona capacitada para ejercer el cargo en el que está, porque no olvidemos que a Francisco Vidal también le costó lograr una empatía armónica con los medios y con el pueblo.
Pero me parece una burla, un muy mal chiste, una brutal parodia muy bien confeccionada. Aunque está se base en falta de comunicación entre las parte, no puede ser que el Presidente desautorice la voz de un Ministro, por muy "presi" que sea; si estamos en democracia, la idea es respetar las voces que emergen para dar a conocer le sentir de quienes lideran y llevan las riendas del país.
O sea, en menos de un mes nos transformamos en testigos de dos desacuerdos de palabras. Ellos tienen reuniones todos los días y me parece casi inviable que Francisco Vidal no haya entendido lo que Ricardo Lagos pretendía decir en cuanto al caso de Sebastián Piñera.
No, no, no. Francisco Vidal ha demostrado ser una persona muy competente y responsable de sus dichos, y lo mismo el Presidente Lagos. Pero es absurdo hacer una declaración de parte del gobierno, pidiendo disculpas al señor Piñera - cosa que me parece honorable, tniendo en cuenta que somos un país que avanza a pasos agigantados en América Latina y que tenemos una democracia insipiente-, para luego enterarnos que el mismo Mandatario se encarga, publicamente, de desacreditar a su mano derecha.
¿Se imaginan ustedes a George W. Bush diciendo que Condonesa Rice se equivocó al decir que Estados Unidos está conciente del daño que se ha provocado en Irak, pero todo tiene un fin superior de llevar la democracia a ese país? O sea, si Bush dice que eso es mentira, porque la verdad es que quieren más poder, ¡UF!, quedaría la grande en el mundo y te explicó que a la chuña el papel de potencia de los estadounidenses.
Una cosa es tenerle cierto grado de bronca a la derecha, o simplemente, actuar para mantener una cierta ventaja sobre los rivales - porque así como enemigos no son: salen a comer juntos, tienen negocios juntos, veranean juntos, van a todos lados juntos, pero se odian -; pero estamos en un pa´si que quiere reconcialición, que busca igualdad, que busca vivir en armonía y me sale mi querido "presi" con que el nunca quizó pedir disculpas.
¡No pues! Esta bien montar un circo, pero no le quitemos la pega a los payasos y trapecistas. No me salgan con que las quieren hacer todas, porque ya bastante hay con algunos, y aclaro que no son todos, Diputados y Senadores de la República; no es posible que don Ricardo Lagos pierda el norte ad portas de culminar una brillante gestión al mando de Chile, me parece que es deplorable e inicuo comenzar con ese tipo de jugarretas.
Si es capaz de aguantar que el Ministro de Salud diga barbaridades como "Pregúntele a las vacas", "use hilo dental para cuidar los dientes de su hijo, señora" o "jajajajaja" para referirse a la campaña del SIDA, que son casos extremadamente más delicados que pedir o no disculpas a un candidato presidencial del bando contrario y mucho más peliagudo que exponerse al abucheo y menosprecio de la opinión pública respecto del indulto presidencial para un asesino sin escrúpulos.
Me imagino que no se volverá a repetir un episodio parecido del que tuvimos oportunidad de ser testigos. Sí, es condenable la actitud del señor Presidente por todo lo expuesto, principalmente porque demuestra una falta de comunicación increíble y, a lo mejor, la cosa es chacota en el último lapso de tiempo en el poder.
Me parece condenable también manchar la reputación de Francisco Vidal. Si no está de acuerdo, retelo en la Moneda, no frente a miles de buitres que van a ser capaces de destruir todo lo bueno que ha hecho. Yo creo que aprendieron la lección; después de dos porrazos, no va a existir un tercero que aguante la gente.
lunes, agosto 22, 2005
El RE Debut en la Cancha
No lo voy a usar como excusa, pero es cierto que vengo saliendo de un resfrío y del cual aun queda esa maldita tos que no se va, producto – entre otras cosas – de mi adicción al cigarro. En fin, en el primer entrenamiento sentí el pesar del tiempo en mi cuerpo; es que más de doce meses sin mantener una rutina atlética pasa la cuenta al fin y al cabo.
Desde el jueves estuve con la conciencia intranquila, pensando en presentarme o no a la cita del domingo. Por un lado pensaba en el compromiso conmigo mismo y con el equipo, que, por lo demás, es el de mi colegio; por otro lado, divagaba en el particular estado físico en el que me encuentro, en lo deprolable de mi resistencia y capacidad aeróbica, detalles que inclinaban la balanza hacía la posibilidad de quedarme enrredado en las sabanas.
A ello debo sumar el cumpleaños de un amigo, de aquellos buenos amigos que están en todas pero que ves poco por distintas razones. Sin embargo y contra cualquier predicción, me levante dos horas antes de la citación, pudiendo arreglar mi equipo con total tranquilidad y hasta con la oportunidad de tomar desayuno.
Hasta yo estaba impresionado de mi voluntad, cosa que no es muy regular en mi persona, privilegiando mcuhas veces el sueño por la actividad. Además, esa actitud me evocó el pasado, tiempo en el que con suerte dormía dos horas y llegaba con contusiones de extrema gravedad a las convocatorias del equipo de fútbol, lo que me valió la mayoría de las veces cumplir un papel muy “charcha” o, simplemente, verme relevado al banquillo de los suplentes.
Ni hablar. En el rato que estuve preparándome para el duelo, vale decir, vistiéndome y en el calentamiento, seguía pensando en la posibilidad de hablar con el entrenador – que, por lo demás, es amigo mio – para que me dejara en la banca y entrar bien avanzado el segundo tiempo.
Sin embargo, para mala suerte mia, el confió demasiado en mi capacidad, perdida ya con el tiempo por cierto, y me llamó a integrar el equipo que empezaría el partido. La verdad no me atreví a decirle lo que tenía pensado, porque la charla que dio al equipo, minutos antes de comenzar el partido, fue demasiado motivante y me engrupió al punto de olvidar que estaba total y absolutamente fuera de training. Me creí el cuento.
El pitazo inicial fue la teja que me aplastó la cabeza, porque fue el momento preciso para decir: “¡WEÓN!” Sí, la verdad es que estabamos jugando contra el viento en una cancha de tierra – y si que hacía viento ese día – y yo con el gallinero en la garganta a punto de estallar.
Estaba jugando de lateral izquierdo (y yo soy diestro) y tenía a un gordito al lado; yo me dije: “Este guatón nica me pasa”. Y me paso, y dos veces, me saco fácil como 3 segundos de distancia, lo que vendría a ser unos 2 metros que, en el estado físico en el que me encuentro, era como caminar desde La Chimba a Coloso o de Las Condes a Pudahuel.
Y esperate que habían pasado como 20 minutos recién. En ese momento me acorde de lo que nos dijo el Hugo antes de entrar a la cancha: “Al tercer error, se va de la cancha”. Yo, en mi fuero interno y tratando de quedar botado de nuevo, pensé: “Prefiero quedar como un weón charcha, pero no estoy ni por ahí que el guatón haga un gol por mi culpa”.
Sí, sí, debí esperar un rato más, pero estaba demasiado ahogado. Yo no soy ni masiso ni gordo, pero el consumo de cigarro es demasiado en mi persona que ya perdí la cuenta de cuentos consumo al día. Hací que le dije al Hugo: “¡CAMBIO!” y me miró con una cara de tristeza, que no logró aplacar mi decisión.
Me sacaron y a pesar de lo que yo pensaba, no se burlaron mis compañeros; lo que sí tuve que hacer fue explicar como quince veces y a distintas personas el por qué de mi precipitada salida del juego.
De lo único que me arrepiento de ese día domingo fue de la decepción que le di a mi amigo, al Hugo, porque depositó su confianza en mi. Pero estoy satisfecho, porque en los pocos minutos que duré en la cancha cumplí un buen desempeño; o sea, el guatón me paso dos veces, pero de ahí nunca más, y no presisamente porque ya no estaba en la cancha, si no jugué tan mal.
Cumplí un cometido digno de jugador que vuelve a las ligas mayores, cual Marcelo Salas después de un tiempo prolongado de recuperación. Espero sí, poder conseguir esa titularidad y entregar lo mejor de mi juego,aunque poco sea; y lo principal, recuperar el estado físico, porque no es posible cansarse en la escalera del edificio de cinco pisos.
Foto: Internet
viernes, agosto 19, 2005
Se Despide un Grande
“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera. Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma. A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse!
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre. He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo. Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría “te quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré. El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo.
Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles “lo siento”, “perdóname”, “por favor”, “gracias” y todas las palabras de amor que conoces. Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan.”
Foto: Internet
jueves, agosto 18, 2005
EL ANHELO [Esfera]
Luz de ocaso olvidado y fuego acallado en el suelo
El agua opacada por los hielos que caen desde lo alto de un pensamiento
Los latidos parecen detenerse cuando se consume el tabaco asfixiante
El mundo da vueltas como un trompo en su eje buscando el perdón
El cielo cae entre rombos y estrellas silenciosas
La boca del estómago se retuerce y cae frente al altar
El último perdón de los sarcasmos y las miradas al olvido.
Sí, los ojos parecen estar blancos
Parecen leche que emana de la fuente de la juventud;
Sin embargo, huesos que se vuelven polvo
Barren con la pasiva rutina que emerge de lo inesperado
Carnes que se debilitan y el tiempo parece un justiciero maligno
Con cuatro corceles que recorren cada centimetro del corazón
Apaleándolo y desbocándolo de su sitio
Como si fuera una maleza maltrecha y horrenda
Desconzolado recuerdo, vertigo presente, llantos de media noche
Acantilados de sal, miel agria, trigo seco y quemado
Los pantalones gastados revuelven su andar entre los surcos de la ciudad
Un silbido que crece cuando los pasos siguen su curso hacia la fuente
Y allí, la perdición de un sueño disecado
¿No me crees?
Pues sí, y de aquellos que la mente revuelve después que el alcohol presenta sus armas
Filosas, criminales, letales, una tumba y un ligero toque de la guitarra atorada en su son.
¿Dónde caminas sin que nadie te siga?
Parece ser un cuento sin final, una historia sin hilo ni puntada
Palabras que no tienen punto final
Oraciones que viajan y se pierden en la atmósfera
Se esfuman y vuelven a caer en la gravedad de las rosas
Con sus espinas colgadas por el cuello
Rodeadas de sangre, como ríos en bemol y heridas en extremaunción
Yo no pretendía que tus días terminarán así
Colgada del teléfono y rodeada por inmortalizados recuerdos
Como una película que llega a su final, triste y sádico.
Me callé antes de envolverte entre mi mente y mi corazón
Y ya ves, me tuve que tragar el mensaje que pretendía darte
No pensé jamás que el final tuviera un desenlace
Porque pensé que no lo conocería antes que tú.
Ya lo sé, tu estás aquí y yo allá, más lejos de lo cercano de nuestras almas
El aliento que nos unía en el tiempo, el humo que nos comunicaba
Todo se transforma en un sequito de maldiciones
Conjuros y pasos que se congelan
¿Por qué? ¿Acaso no pinte el arco iris que pediste?
Hojas y hojas comienzan a caer
Trajiste el otoño a la realidad
Prendaste el invierno y lo hiciste una inmundicia
Lograste sobrepasar la voluntad divina
Maestro de tiernas enseñanzas, canciferado por el estímulo pegado en una muralla
Tal cual pensaste que podrías escribirlo.
Yo no te pedí que eligieras el camino adecuado
Pues, de todos modos, no somos más que dos pequeños elementos del silencio
Ese mismo que nos une ahora y que nos llevará, tomados de la mano, durante el resto del sendero
Tú, como una serpiente a la caza de una anhelo; yo, como el viento que pretende amasar el pan del mundo
No soy controversial, y lo sabes, porque de ti aprendí que los versos son una flor
Algo así como la manzanilla que bebe después de llenar la energía ausente del medio día
Te lo decía tu abuelo siempre, el de las mil historias
¿Te acuerdas?
Siempre emulaste en voz alta tus deseos de corregir ciertos relatos
Y como buen comediante, estuviste fisgoneando por sus pertenencias para alcanzar el olimpo
Pero no me di cuenta de la ansiosa verdad que recorría tus recobecos
Los deje escapar y se convirtieron en sal petrificada alrededor de tu vida
Tan estúpido, sin caminar y sin respirar los secretos de tu descabellada alma.
Por eso es que las lágrimas virtieron su epitafio en esta roca
Las llenaron de una vida que no lo es
Una mentira, por decir lo menos
Un escándalo que ruboriza las memorias de un caballero sentado en la parada de buses
Ya no vale seguir preguntándole al viento por tu presencia
Porque el oxígeno se encargo de esconderte en el recuerdo último de la esperanza
Esa que me da la valentía para seguir tus pasos y continuar la construcción que dejaste a medio terminar
Porque cobarde eras, pero lo dudo con una risa sigilosa y avergonzada de su ignorancia
Y ahora, no me resta más que preguntarte
¿Por qué me dejaste ir?...
Foto: Internet
Uno para todos y todos para uno
Le explico. Hace poco tiempo, se eligió el mes de agosto como el período en el que recordamos la figura del Padre Alberto Hurtado Cruchaga s.j., un personaje entrañable de la historia de este país consumido por la rutinaria competencia de poderes y cada vez más egocéntrica. Le aclaro que hablo de Chile y no de Argentina.
Así es, agosto es para nosotros el “mes de la Solidaridad” y el 18 de agosto es el Día de la Solidaridad. ¿Y qué significa eso? Hay algunas personas que piensan que es el tiempo para cosechar buenas acciones que le permitan tener su asiento asegurado en el Edén; otros, simplemente no tienen idea que es lo se festeja o conmemora, y, por ende, siguen con su rutina normal y despreocupada.
Más allá de abrir el corazón a momentos de compartir con otros en condiciones inferiores a la de usted o yo, la idea de este tiempo es crear conciencia del rol que cumple cada ente de la sociedad chilena respecto de la superaciuón de la pobreza y como concientizarnos de que tal misión nos compete a cada uno de nosotros, tanto individual como comunitariamente.
Sí, es cierto que la mejor forma de tomar el “toro por las astas” es la acción, tal cual lo hizo Alberto en su tiempo; eso vale más que mil palabras que se puedan intercambiar o discutir alrededor de una mesa, porque la verdad es que balbucear esquemas y soluciones posibles no sirve de nada si no hay interés de hacer e invertir en el progreso de la sociedad y el sustento de las personas en el tiempo. Con eso quiero decir que los políticos no son más que un conjunto de muchas palabras pasivas y vacías.
Volviendo al tema, porque los políticos no pueden empañar la magnitud del tiempo que estamos viviendo – ese mismo que, quizás, por falta de promoción o desinterés suyo, no tiene idea que está viviendo -, el mes de la solidaridad nos invita a reflexionar entorno a la imagen que inmortalizó Alberto Hurtado en el tiempo.
Este es el momento presiso para recoger el alma y tomar las herramientas para actuar. ¿A qué me refiero? Es bueno tener en el año un tiempo donde el espíritu se recoja y tenga esa pequeña comunión interior de reflexión, de análisis de nuestro desempeño en el mundo, cuánto es lo que aportamos en la sociedad para mejorarla y hacer de este mundo un lugar donde todos, sin excepción, podamos vivir sin contratiempos fijados por argumentos materiales y vanales.
Insisto con la figura del Padre Hurtado, porque él fue más que el Hogar de Cristo; de hecho, él fue un testimonio de la tarea evangelizadora que Cristo, en su tiempo, intentó legar a todo el mundo. Alberto cumplió una misión en el mundo, que llenaba de goce su corazón y sus extremidades, y fue capaz de vivir con tanta fogocidad cada uno de los días que vivió.
Fue capaz de entregar tiempo y espacio a personas que no contaban con los medios para vivir modestamente. Y lo más interesante es el desinterés con que realizó cada una de las acciones que recordamos al momento de nombrarlo.
Es cierto que el mundo está muy cambiando desde aquel tiempo en que Alberto recorría las calles en busca de niños, jóvenes y ancianos pobres que vivían bajo los puentes del Mapocho. El nivel de agresividad de la sociedad chilena actual ha conllevado el aumento de la delincuencia, la violencia intrafamiliar, las violaciones físicas y a los derechos a la vida, las riñas callejeras, los homicidios y tantos sucesos negativos – y desagradables, por lo demás – que podemos revisar a diario en los medios de comunicación.
Sin embargo, hay figuras contemporaneas que marcan una presencia distinta, que salen del común de la gente, que rompen esquemas. Las hay y varias, aunque no todos sean del agrado de todo el mundo, pero los hay y eso es lo importante.
Si me preguntan, creo que Benito Baranda encarna el testimonio de Alberto Hurtado. Me parece que es una persona consecuente y coherente, donde su actuar es la legitimación de su decir. Su lucha es constante, es atrevida, es dificilmente menoscabada por el infortunio de la incertidumbre que pesan sobre las decisiones para conseguir las materias para desarrollar los distintos programas de superación de la pobreza. En fin, es un caballero indomable y ferro perseguidor de su magis, de seguir aquella mítica frase: “Dar hasta que duela”.
Me imagino que son pocos los casos que llegan al punto de entregar todo en pos de un bienestar común y no el propio. Me imagino que dentro de mi grupo de amigos debe haber seres como Benito, que buscan el mismo ideal o que, por lo menos, ayudan al logro de ese objetivo.
En este sentido, es importante recalcar que el compromiso es de todos nosotros, no solo de unos pocos. Quizá el grano de arena que podemos dar no está en el trabajo palmo a palmo con la gente de escasos recursos, porque, como muchas, está en la formación de personas en esa conciencia social que nos debiera atar en todo momento, no solo en el mes de la solidaridad.
Sí, porque es muy bonito ayudar en momento de grandes crisis o desvatadoras catátrofes, presisos instantes donde a todos – o la mayoría- se les hablanda en el corazón y aportan con dinero, alimentos no perecibles u otros implementos. Pero deberíamos ir más allá, porque lo material no siempre va a estar presente, porque la gran crisis de Chile no ocurre esporádicamente, sino que la tenemos todos los días frente a nuestras narices: ¡LA POBREZA!
Entonces, ¿Cabe discutir esto con personas cercanas? Sí, pero es trascendental llevar todo lo hablado a la práctica. Como digo, creoq ue desde distintos lugares podemos colaborar a superar la pobreza o, por lo menos, mejorar y alegrar un poco la vida de nuestros congéneres, nuestro prójimo, porque construir canchas y plazas, creanme, no ayuda de mucho si no hay un apoyo humano detrás, de aquel que trasciende el espíritu y, además, lo enriquece.
Sería bueno que dejemos de pensar en el mes de la solidaridad – para los que lo sabían y los que no... también- es el único tiempo para ayudar. Esto es una tarea constante, es una entrega diaria, es un testimonio que forma parte de la rutina y es de todos, no sólo de los jóvenes o de algunos adultos; tampoco es solo de los empresarios. Inisisto, es tan tuyo como mío, como del Presidente como de la señora que barre la calle en la madrugada.
viernes, agosto 12, 2005
¡Hip Hip! ¡HURRA!
Todavía recuerdo el primer gol, ese control de Luis Pérez digno de enmarcar y alabar hasta el infinito; parecía un jugador de exportación que se dio el lujo de conseguir el segundo y tranquilizador tanto que dejaba a Colo Colo en la cima de la gloria. Y, no contentos con lo logrado, Leonel Herrera se dio el gusto de hacer la tercera “pepa” a un, en ese momento, poderoso equipo de Olimpia de Paraguay, apodado el “Rey de Copas” (al igual que Independiente de Avellaneda y bla.bla.bla...).
Pero, dejándose de recuerdos, el ídolo incabsable de aquel entonces, más que Barticciotto, Pérez, Morón, Garrido, Pizarro y compañía, era aquel pelucón que corría por la banda derecha, ese insigne luchador que tuvo que abandonar el juego después de luxarse el hombro. Sí, hablo de Gabriel “Coca” Mendoza.
Es la copia fiel de un indio, de hecho se parece al que est´pa en el escudo del club popular y no lo esconde, lo lleva con gran honor. Ese mismo que llegó a la final de La Granja Vip y que lucho hasta el final, que se la jugó, dio batalla a un público hostil y a la desventaja de no contar con la popularidad.
Como buenos chilenos, no reconocemos el esfuerzo de nuestros compatriotas; muy por el contrario, el público se encargó de hacerle saber al “Coca” que no contaba con su apoyo y que tendría que valérselas por las de él, dejándolo como “chaleco de mono” y, pa’ más recachas, como villano de la película. Una triste realidad, como ha pasado con tantos insignes representates de nuestra tierra, a quienes se bota al olvido, se los abuchea y se los desmerece, pero cuando muere... ¡UY! Hagámosle un homenaje y creemos una fundación con su nombre.
Basta ya de tanta hipocresía. No quiero, por ningún motivo, desmerecer la calidad de persona y el esfuerzo entregado por Javier Estrada, que bien ganado se tiene todo lo que ha conseguido en nuestro país, porque el tipo tiene carisma y se preocupa del bienestar de quienes le rodean. Eso, no está en discusión.
No fui un fiel seguidor del reality de Canal 13, pero si tuve que ver la final, porque quería ver triunfar al “Coca” y perdió en buena lid. Pero que triste es saber que tus propios congéneres, tus compatriotas, no muestran el más mínimo respeto por la persona que representa a tu tierra.
Pero, como buen guerrero Mapuche – Mapu: Tierra; Che: Hombre – tuvo que recurrir a su enteresa interna para ganarse a ese público, inculto y de medio pelo, que se sumó en el Teatro Caupolicán. Las palabras sinceras, con esa fuerza y compromiso con sus ideales, mateniendo firme su espíritu y su semblante, el “Coca” logró mitigar el frío que, para él, demostraban los presentes.
Sin embargo, lo que quedan son esas pifias y el desconcierto en la cara del “Coca”. O sea, cortemosla de tanta tontera. ¿Cómo es posible que sigamos siendo unos trogloditas insensatos e insensibles? ¿Por qué siempre hay que alabar al extranjero y no al foraneo? Esta bien que en Chile queramos “al amigo cuando es forastero”, pero no hay que cumplir todo al pie de la letra; es decir, primero lo nuestro, luego la visita. Tratemos de mejorar la raza, no empeorarla y mostrar lo obsoleto que somos.
Y por último... ¡GRANDE COCA!
Foto: Canal13.cl
jueves, agosto 11, 2005
El que sabe, sabe, y el que no... ¡¡es JEFE!!
Estoy muy de acuerdo con la iniciativa de los “carritos” y la definición de espacios para que puedan montar sus supermercados ambulantes, en los que podemos ver desde juguetes hasta perfumes piratas; me parece que nuestros líderes comunales tomaron una buena decisión. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro y la inutilidad de un sistema comienza a mostrar sus deficiencias, porque, como buenos chilenos, todo es a medias.
No con esto quiero decir que hay que erradicar a esta cultura ambulante, porque ellos tienen tanto derecho a trabajar como aquel profesional que se desempeña en una oficina o en terreno. Pero, ¿hasta cuando los políticos van a continuar tapando el sol con un dedo?
Si te pilla un Carabinero caminando por la acera – la calle o el lugar dispuesto para el desplazamiento de los vehículos motorizados - te retan o te cursan una infracción, que, por lo demás, te garantiza la perdida de dinero y tiempo en algún juzgado donde hay que acudir en la fecha menos apropiada y a la hora de mayor carga laboral.
Entonces, si no puedo caminar tranquilo por la vereda, porque están estos simpáticos carritos decorando mi hermosa ciudad, ¿Cómo el señor alcalde no pone atajo a esto? Porque no cabe duda que, y no creo ser el único, es bastante incómodo andar esquivando a los vendedores ambulantes y sus supermercados con ruedas y caparazón azul; porque encima de todo, hay que lidiar con los “lentejas” que caminan como tortuga y a las viejas que se ponen a comadrear justo frente a uno de estos simpáticos “minimarket”.
Y eso no es todo. Sumele también los perritos callejeros que más que ebocar ternura, te paralizan con su mirada, como queriendo decir “¡TE VOY A COMER!”. A propósito de estos personajes de la cultura antofagastina, he notado en este último mes a varios canes tirados en la calle Matta; un día pense que los cinco de estos “amigos del hombre” estaban durmiendo, pero ¡NO!, ni respiración ni movimiento de orejas ni nada.
Este panorama (no el de los perros) se repite en casi todas las ciudades del gran y amplio centro de Antofagasta, principalmente en las intersecciones de Baquedano Y Maipú con Ossa, Matta y Condell, calles donde la afluencia de gente es bastante – mucha diría yo – y cada vez se hace más frecuente ver a la gente caminando por la acera o, simplemente, avanzar a empujones.
Supongo que transformar la calle Matta en un paseo peatonal, al igual que Prat, el sentido principal era evitar la congestión de personas y favorecer el desplazamiento de las mismas hacia distintos puntos del centro de la ciudad. Pero, al parecer, estoy más que equivocado.
Ahora bien, por qué no ponen a todos los vendedores ambulantes en esa arteria de la ciudad. Hay bastante espacio y el tránsito de personas se haría mucho más fluído y escueto (¡MISH! Una solución). De ese modo, Baquedano, Maipú y Condell quedarían despejadas, para facilitar el andar de la gente y el movimiento de vehículos, porque no me vana decir que el sector de Maipú entre Ossa y Matta no es una verdadera caja de pandora, algo similar a un circuito en el que hay que luchar por la vida, porque pudrentes no son mis queridos amigos del transporte público.
¿En que quedamos, entonces? Me libraré de esta duda alguna vez. Me imagino que mis queridos líderes comunales deben estar discutiendo otros temas “más importantes” para el desarrollo sustentable de mi querida Antofagasta. Si por un momento se dieran el trabajo de dar una vuelta por el centro a la 1 de la tarde, así como lo hacían cuando se estaban candidateando para ser alcalde o consejales, ahí se darían cuenta de lo que les cuento.
Pero hasta entonces, es decir, hasta la próxima elección municipal, este “problemilla” – que espero no se transforme en TURBO PROBLEMOTA – no afecte más al desencanto que tiene la ciudad. Me refiero a aquel que permite que todos los turistas vean a Antofagasta como “una ciudad de paso” y no un centro donde poder basilar y disfrutar de sus exquisitas variedades culturales, arquitectónicas y de entretención.
¡AH! Y, por favor, no tiren basura en la calle, demuestra la poca cultura que tienen. Y hablo de las colillas de cigarro principalmente y los papeles de helado, de pastillas, vasos de bebida, cambuchos de papas fritas, perros, palos de paleta, cajetillas de “canceríjenos”, etcétera, etcétera y un millón más de etcéteras.
martes, agosto 09, 2005
TESTAMENTO [Un Minuto de Silencio]
Cuando el cuerpo este cansado de tejer la carrera forzada
Cuando las lágrimas se sequen en el concreto que cegará la claridad del día
Se cerrarán las puertas del mundo que me vio crecer sin pena ni gloria
Y los sarcófagos del infierno arrasarán la bestialidad que nunca consumió mi vida
Triste estaré de no haber cumplido con mis ideales
Ni mi pensamiento, ni mi cobardía son el remedio para cortar el paso de una cinta roja por las sábanas negras
El corcel detuvo su agitado paso, se dejo tentar por la idiotez
Y perturbó la magia que existió en tiempos de respirar y existir
Daré mis ojos a quienes quieran cambiar la rutina que estirpe en mis pasos
Condecoraré con mis piernas y mis brazos a quienes deseen resistir la envidia del mundo
De mi corazón solo regalaré mi sensibilidad y mis lágrimas
No obstante, un pañuelo caerá sobre mi alma y no saldrá del mundo
Estará rondando el silencio de lo incomprensible, de lo bizarro y lo cúbico de un bostezo
Ahí estaré para quienes quieran que mi recuerdo este vivo
Y saltaré en las nubes de almidón
Donde invente un sueño, fui un creador de fantasías de niño
Y sonreiré a veces, cínicamente entablaré una conversación que no pasará de un sollozo y un estornudo
Estaré en la calma de una ola, y ahí encontrarán mis sentidos
Imperfectos y notoriamente desgastados por las cenizas humeantes
Escaparán de un muelle los diablos que contenían mi maldad, y los encerraré en un incubo;
Lo llevaré silenciado en mi boca a las tinieblas, no tan distintas a las que rodean este escenario a punto de cerrar su cortina
Esta es la función que intenté mostrarles en una palabra, en un movimiento torpe
Mientras pienso como se consume un cigarro, el último de esta vida pasajera
Sentiré que el viento rodea mis venas y la sangre se congela con el mirar de una voz
Serán mis entrañas las que no entregaré en beneplácito adorno o consuelo
Porque más hierba seca no tiene que invadir el mundo
De mis pensamientos renunciaré a todos aquellos que pertenecen a cada uno de los que ame
Se inmortalizarán mis algaradas
Será propició una cámara oscura y un poco de líquidos que completen el tratamiento
De mis letras y mis dibujos, no los quiero amargar con distorsiones de lana obsoleta y caucásica
En el cielo brillará una estrella que no seré yo
Integrarán la paz que no les entregué
Será la noche la que se lleve el postrímero ocaso de los sentidos
No caerán lágrimas de sus ojos
Porque los míos ya lo hacen por ustedes
Y las cabras correrán sus montañas
Las águilas volarán sus cumbres en nieve
Los niños seguirán sus juegos de mármol
Y un exiguo rasgo dejará la piel quieta y confundida
Porque el ángel de la muerte se lleva mi vida anterior
Y un posterior mundo de sueños y fantasías asustadas
Estarán junto a un televisor y un bote de miel de colores...
[16 / octubre / 2001 <>]
[© 2001 Amaro Silveira / Publicado en "Poetas No Leídos" (2003)]
[Foto: Algún Sitio de Internet]
miércoles, agosto 03, 2005
¡Target ok!: Pecado Capital
Así y todo, la vida del líder del Tercer Reich terminó de la manera menos pensada y, creo, muy alejada del pensamiento que dio a conocer durante los casi 6 años que llevaba la Segunda Guerra Mundial. El derrumbe del imperio creado por Hitler se empezó a desmoronar después de la ofensiva encabezada por Rusia en enero de 1945, lo que llevaría al líder alemán a un suicidió insospechado el 29 de abril del mismo año.
Ya se comenzaba a marcar el fin de la historia de la Segunda Guerra Mundial. Alemania se rendía el 7 de mayo de 1945, después del asalto de las fuerzas soviéticas a Berlín; pero aun quedaba en pie Japón que no se rendía aun, hacía inminente la irrupción avasalladora de los estadounidenses.
Sin saber lo que pasaría horas más tarde, sentía orgullo, en parte, de la loable misión que llevaban a cabo las fuerzas aliadas, cuyo objetivo me parecía aun más obasionable, puesto que reestablecer la paz en un continente aquejado por la violencia descabellada, era una misión de la que debía sentirme orgulloso puesto que mi pensamiento también se encamina hacía la libertad y la tranquilidad de vivir en un mundo donde no tenga que esconderme para proteger la vida que me quiere arrebatar un individuo similar a mí.
La alarma del reloj estaba puesta a las 8.30 horas de la mañana. Cuando me levanté, la noticia ya empezaba a recorrer el mundo y al enterarme, no me dejó de asombrar que, además de Hitler, había otro desquiciado en el mundo, que ciertamente, cubierto por toda una peyorativa de “salvar a miles de personas”, sería justificado por tan horrosa acción. Quince minutos antes de despertar, mientras soñaba con ángeles y demonios, la vida de más de 70 mil personas se esfumó como el soplo del viento en el desierto.
Literalmente en eso se convirtió Hiroshima la mañana del 6 de agosto, en un desierto cubierto por sombras y fantasmas que deambulaban por los espacios que alguna vez estuvieron adornados por edificios, parques y personas. ¡Misión cumplida! debió ser la frase que emuló el coronel Paul W. Tibbets después de ver la masacre que dejó “little boy” o “pequeño niño”, nombre que se le dio a la segunda bomba atómica utilizada en la historia del hombre (la primera fue aquella que se hizo explotar en un campo de pruebas en Alamogordo, Nuevo México), la cual estaba compuesta por uranio que provocó una nube de humo gris azulado, en cuyo centro se levantó una columna de fuego que elevó la temperatura a más de 4.000 grados centígrados.
“La ciudad estaba cubierta bajo una horrible nube”, señaló, años más tarde, Robert Lewis, copiloto del Enola Gay. Desde arriba solo se vio una luz que opaco el espacio, como un designio apocalíptico que provocó esa sensación de temor y tristeza en los tripulantes del bombardero B-29 que provocó la masacre. Sin embargo, el remordimiento no podía pasar a corromper a la integridad psicológica de cada uno de los que participaron en esta masacre, porque ellos cumplían ordenes y, por lo mismo, solo fueron instrumentos para conseguir la supuesta iluminación divina que recibió Harry Truman, Presidente de Estados Unidos en ese momento, para mandar a hacer tal barbaridad.
Y claro, el trabajo ya estaba hecho, no había vuelta atrás. La superficie de Hiroshima se transformó en una escultura de tristeza y desolación. La credulidad estadounidense les permitió pensar que los japoneses se rendirían inmediatamente después de ver el desastre ocasionado por “little boy”; sin embargo, el alto mando nipón se mantuvo inclaudicable y no se dio por vencido, una decisión que les traería una consecuencia de proporciones similares a las ya acaecidas.
Tres días más tarde, a las 11.02 de la mañana de Japón, el bombardero estadounidense B-29 “Bock’s Car”, dejó caer la tercera bomba atómica, “Fat Boy”, cuyo núcleo estaba compuesto por plutonio con la capacidad de liberar el doble de energía que la bomba lanzada en Hiroshima. A pocos segundos de ocurrida la detonación, más de 50.000 almas viajaron al olvido, quedando solo el recuerdo de una ciudad que cumplía su diaria rutina.
Con este acontecimiento, la Segunda Guerra Mundial culminó. En ese momento, Harry Truman afirmó que “este es el suceso más grandioso de la historia”, justificando, así, su cruel iniciativa. Más tarde, el general Dwight Eisenhower reaccionaría diciendo al entonces Secretario de Guerra estadounidense, Henry L. Stimson, que “Japón ya había sido derrotado y soltar las bombas fue completamente innecesario. Además, yo creo que nuestro país debe evitar afectar la opinión del mundo usando un arma que, según mi opinión, ya no era necesaria para salvar vidas estadounidenses”.
Con el pasar del tiempo, las consecuencias se comenzarían a manifestar en la población nipona. Una de ellas fue el pánico que circunda entre los habitantes de ese país cuando ven sobrevolar a un avión por su espacio aereó; además, muchas personas comenzaron a morir productos de las enfermedades ocasionadas por los efectos de la radiación.
Para finales de 1945, las cifras de muertos contados en el momento del estallido de las bombas y de las consecuencias postumas de éstas, habían alcanzado números aterradores. Ciento cuarenta y cinco mil muertos en Hiroshima y 75 mil en nagasaki, más todos los supervivientes que fueron dando un paso al costado en su vida producto de la radiación contenidas en sus cuerpos.
Si en ese momento pensé en felicitar a los aliados, ahora soy capaz de condenarlos, desde aquel momento en que me levante y me enteré de la tragedia que habían ocasionado los bombardeos. No se puede culpar a los tripulantes del Enola Gay y del Bock’s Car; pero si podemos apuntar y abuchear a Truman y su cuerpo de mando por esa orden que sepultó los sueños de paz y tranquilidad de miles de personas, no sólo de Japón, sino de todo el mundo.
En el monumento que recuerda estos atroces sucesos, instaurado en el Parque memorial de Paz en Hiroshima, yace una leyenda que perpetúa un mensaje claro, fuerte y presiso: “Que descansen en paz todas las almas que aquí yacen, pues no repetiremos esta atrocidad”.
Después de comentar la noticia y de, en parte, alegrarme por el fin de la guerra, no hice más que pensar en los cientos de personas inocentes que tuvieron que entregar su vida por el capricho de los líderes de una nación ambiciosa, corrompida por el pensamiento inhumano de un cobarde que no fue capaz de afrontar el destino de su propia tumba, de lo que había construído bajo el cartel de salvador o cosa parecida. Alejado miles de kilómetros del lugar de los hechos, me pregunto si algún día acabará la pesadilla y el temor en este mundo, si podremos dormir sin pensar que una sarta de ignorantes personas que manejan los hilos de las potencias con poder nuclear se tienten ante la necesidad de demostrar su presencia y su afán de dominación, valiéndose de la vida de tantos que no estamos dispuestos a entregarla por ambiciones personales.
Este es el recuerdo para los caídos en Hiroshima y Nagasaki, a pocos días de cumplirse sesenta años desde la irrupción en el orbe de aquellas armas que implementaron la tecnología bélica en todo el mundo, el mayor pecado capital de toda la historia del hombre.
Fotos: Yosuka Yamahata [Hiroshima, 1945]