miércoles, septiembre 21, 2005

Esfera [Esfera]

Despierta, avanza
Enrredado en las sábanas
Entre rombos inclaudicables, aguantas
La mirada obsesiva del viento nevado
Gotas que, de par en par, caban huecos en el suelo
Claman por tu presencia callada
Finalizando aquel ciclo que inicio una semilla
Una luz que guarda el brillo de una estrella alada.

Por la puerta de una bendición sonora
Fuertes brazos acurrucados en tu fantasía
Cobijando cada espacio de tu esencia
Multiplicando los versos cristalinos de alabanza
Masticando el bello cuadro que coronan los pétalos de tu naturaleza
Como una hoja floreciendo en el albor de la primavera
La primera piedra de un ancho y novedoso aposento celestial
Inmaculadamente adornado con hojas de agua y dulces de savia nativa.

Desayuno en el Edén
Cristales abrazados por el vapor
Cereales que nacen hacia el horizonte
Caminan con pasos seguros de pastor
Guiando los tuyos hacia umbrales giratorios y alucinantes
Entregándote al génesis del conocimiento vertiginoso legado del tiempo
Y tus manos acurrucan el calor de la savia perpetua en todo tu ser
Regalo que será de otros tantos futuros misioneros
Que, quizás, no serán recuerdo de tu vigilia canonizante.

Cerca de la puerta descuadrada
Una mariposa reposa tus ojos desiertos
Impávidos, inanimados por la sensación de un final
Marcados por yagas de austera prisión
Como si tu propia cárcel te libera de la esclavitud
Una sensación inacabadamente inexplicable e intangible
Secreto de Dios, marca de luz, miedo y alegría
No supieron las ecuaciones cuadrar esta arremetida voraz
De un sarcasmo de la vida construida bajo el alero de una ilusión
Porque estaba ahí, agitada por la vertiginosidad de su propia carrera
Inagotablemente desesperada y cautivante como el perfume del viento de otoño
Se pierde y se devuelve a su eje primitivo
Te quita el oxígeno y te deja quieto, esperando el perdón
De delitos torpemente emulados por la inexperiencia y el desalojo del amor maternal
Aquel que, con lazos y cuchillas, se encargó de despedazar sueños y tragedias
Todos, sin la mayor premura ni delicadeza
El temor se esfuma como la última palabra que vertiste en mi presencia
Privada de elocuencia y sonoridad
Despiadadamente triste y desesperada
Largamente recordada como nube acaudalada de tormentas y duelos sin cola.

Por aquello que tu mirada quizó expresar
Por aquello que la rutina devolvió al olvido
Y lo atrajo después de inconcientes días de relajo
Por lo que el tiempo quizó y no pudo contar antes de llevarte a los altos picos de la eternidad
Estaba la secuela de una infancia interrumpida
Detenida por la manifestación de un Señor que permitió tu viaje sin destino conocido
Por todo lo que pensé estaba dibujado por tus manos
Por el pequeño trozo de historia que guardo con recelo en una caja de cartón
Por el solo hecho de estar donde no se encontrarte
Por los lugares inciertos, inóspitos, silenciosos de tu tristeza
Por los sueños que no se fecundaron en un pedazo de tierra y agua
Por esos ojos tristes que bendijeron mi vida
Y la trajeron consigo hasta el cuarto menguante de un siglo en génesis
Por todos los rezos de tus manos y los cuentos que erradicaban las penas demoniacas
Por el principio y el fin de la poesía, los saltos y las contraseñas picaras de un espacio completo
Por las noches y el Espíritu Santo que nos congregó en una fantasía inicuamente cortada
Por la magia de una nota y el verso de una estrofa singular y piadosa
Por las mil e infinitas caricias que depositaron confianza en mi camino apasiblemente descubierto
Por los sin querer y los acomplejados juegos de una cancha imperfecta
Porque te vi llegar a la sala donde la luz me vio nacer y mis ojos se abandonaron en tu paz
Por la encarnación que acariciaste una noche de perdón acabado
Por la ternura de tus abrazos en una porcelana frágil y femenina
Por la sana ficción de mantenerte como esfinge y dios de culto
Porque sin ti, yo no sería tú
Porque en un tiempo no muy remoto y tampoco lejano
Escondido entre el oeste y las comedias de Jerry Lewis
En las paternales mañanas de un Pedro y Pablo,
Y las noches de un sueño interrumpido por un manjar de Reyes
Por aquello que perdiste en la lucha y por lo que no conocí
Por lo que te regalo y no quiero acabar por contar
Por todos los santos y los magos fantasmas de cualquier cuento antes de dormir
Por el silencio que nos envuelve y nos hace cómplices
Por tu presencia incolora y sabiamente esculpida con el correr de tu inexistencia material
Por el alma perpetuada en una imagen decorada con una sonrisa
Por los pensamientos que me acercan a tu presencia y los que quieren estar junto a ti
Por la belleza y fortaleza de la mujer que te mantuvo con vida
Por los perros que aullan cuando te acercas a bendecir mis sueños
Por el día que nace en tu boca y muere en tu corazón de almidón
Por el fuego que emerge desde una antorcha en el infinito incontable
Por las materias que no compartimos en una tarde
Porque no hay vuelta atrás
Por sucumbir y levantar las alas
Por respeto
Por anhelo
Por cierta clase de sentir que no se despega de la piel
Por incomprensible que sea
Por supuesto.

Despierta, avanza
El día no se encojerá de brazos cuando le preguntes por el silbido de la noche
La plata estará amoldada con sus formas curvas y desordenadas en filozas puntas
El largo recorrido de los ríos acompañarán el alba de tu esencia
Y cada paso será un emblema que revolotea en el cielo, jugando con tus llemas cansadas
Con tu vibrante luz y la tinta vertida en cuadros inmortales de un album secreto;
Despierta, avanza
En silencio y con la cabeza erguida
Abriendo las penumbras con la espada indeleble
Con los ojos puestos en el horizonte
Rompiedo olas y marcando tierras vírgenes
Descolgando los zapatos inagotables
Permitiendo que los brillos polares no sean la tentativa del abandono
Dejando, por qué no, desfilar muchas sumas y sumas de eterna ficción
Vida, hambre, sed, sangre, recuerdos
Y que los mantos de la lluvia blanca
Se abandonen en cada surco y en cada descanso
Y sean, por fin, diesmo sin tregua ni aflicción.


© 2005 A. Silveira / Esfera
Fotos: Lora, Fotos de Lota, Internet

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