La última vez que la vi estaba frente al mostrador, descalsa, inmóvil y radiante. Su mirada parecía una rafaga lejana, inalcanzable. Sus piernas dibujaban estrellas, música orbitada en cada contorno de su galaxia. Sus manos, delicadas vertientes de agua, acurrucaron la aceleración de mi corazón y sus ojos revelaron la perdición de la rosa que adorna la raíz de la pasión, no sin antes escribir versos en la seda, dibujar una cruz y coronar el fuego intenso de la noche eterna entrelazado en la porcelana adictiva de su carne.
©2005, Amaro Silveira
Foto: Kute
2 comentarios:
Muchas veces quize estar asi mas que nada sintiendo que alguien realmente me apreciabay veia en mi todo un conjunto de cosas que fabricaban mi "yo", aun no cumplo ese anelo, pero falta poco para cambiar de mundo, cambiar de gente, etc... en fin.
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