No tiene la plena entereza de decirlo; sus labios están sellados. El agua recorre el cuerpo y moja el disfraz de hombre. La luz de un faro titilea y se pierde entre los mosntruos de concreto. Del bolsillo recoge el último ramo de soledad. El llanto de Dios se endurece mientras cada lágrima cava yagas.El silencio enloqueció y de la penumbra, el suspiro socabado por la pólvora mojada. El cáncer ramificándose por todas las venas... río de sangre, sueño corrompido, espejo desecho en la noche cubierta por granos de arena desconsolada.
©2005, Amaro Silveira
Foto: Internet

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